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¿Quién dijo que la Fórmula 1 era aburrida? El circuito brasileño de Interlagos fue testigo ayer del que probablemente sea el final más épico e increíble de un campeonato del mundo en la historia de la Fórmula 1. Faltaban sólo dos vueltas para el final de una carrera dominada de principio a fin por el ídolo local, Felipe Massa, cuando en medio de la lluvia -que había comenzado a caer a falta de 5 vueltas- Lewis Hamilton era adelantado por el Toro Rosso del joven alemán Sebastian Vettel (gran futuro el que le espera a este chico) y con la inestimable colaboración de Kubica, que en su extraño esfuerzo por desdoblarse molestó al inglés. En ese momento, el piloto británico quedaba relegado a la sexta posición de la carrera, lo que unido a la victoria de Massa le hacía perder inexplicablemente un mundial que tenía ganado en favor del brasileño de Ferrari.

Tal y como sucedió el año pasado, en el mismo circuito y con todo a su favor, el niño mimado de Mclaren estaba a punto de quedar de nuevo en evidencia ante millones de espectadores. La alegría y el jolgorio se dejaron sentir incluso en España, donde aún no se perdona la actitud del inglés y de su equipo el año pasado con Alonso. Sin embargo, esta vez la fortuna se alió con Hamilton. El británico intentó a la desesperada rebasar de nuevo a Vettel, pero el Mclaren se comportaba nervioso sobre el mojado suelo brasileño y el campeonato parecía perdido. Fue entonces cuando sucedió lo inexplicable. En la última curva del tramo intermedio, prolegómeno de la subida final, Glock (Toyota), que se había arriesgado con los neumáticos de seco y hacía equilibrios con el monoplaza, era adelantado por Vettel y Hamilton, lo que convertía al inglés en el campeón más joven de la historia de la Fórmula 1.

Momentos de angustia
A partir de ahí la locura y el desconcierto se apoderaron del paddock, los tifosi de Ferrari y la torcida brasileña celebraban la victoria de Massa sin enterarse de cuál había sido el desenlace; en el box de la escuadra italiana, la familia del piloto brasileño y los mecánicos del equipo saltaban jubilosos creyéndose ganadores; y mientras, en el garage de Mclaren, la novia de Hamilton saltaba y se abrazaba a todo el mundo. Cuando finalmente se conoció el resultado final, la decepción embargó a toda una grada que se había volcado con Massa, quien agradeció el apoyo en el podio más amargo de su carrera en medio de un mar de lágrimas.

Ha sido un campeonato con innumerables incidentes. El mal arranque de mundial de Massa (dos abandonos en las dos primeras carreras), la reacción de este y su gran trayectoria hasta Silverstone, la pifia del semáforo de Hamilton en Canadá y sus posteriores victorias en las carreras europeas de mitad de temporada, la pifia de la manguera de Massa o su rotura de motor en Hungría a falta de 3 vueltas cuando lideraba la carrera, la sanción a Hamilton en Bélgica o su penosa salida en Japón. Sin embargo, después de toda esta retahíla de acontecimientos y tras más de 54.000 kilómetros recorridos, todo se decidió en la última curva de la última vuelta de la útlima carrera. Y es que como dice una de las voces de la cadena que nos ha traído este deporte a casa los últimos cinco años y que se despedía ayer, en Fórmula 1, si parpadeas te lo puedes perder.

Así vivió la TV brasileña las últimas vueltas del Mundial


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